Como a todos me sorprendió el COVID-19 y algunas fechas son bastante significativas y sus consecuencias permanecen, deben durar un tiempo o quedarse para siempre. Como sabemos, falta una narrativa que dé una interpretación más objetiva del tiempo que vivimos. Incluso los intelectuales más significativos, como Iuval Noah Harari y Edgar Morin, hacen sus valoraciones del momento con reservas, ante la disrupción del covid-19.
Entre el 7 y el 16 de marzo de 2020, mi hija Carolina vino a
visitarme y, en contacto con familiares en Italia, informó lo sucedido allí.
Escuché con cierto escepticismo que se moría por centenares y ni siquiera podía
imaginar la atención que me esperaba.
Mi hija y una amiga estaban diseñando una empresa de exportación
a Europa, covid-19 frustró este objetivo por ahora, pero reforzó la actividad
arquitectónica que viene desarrollando cuando es necesario modificar casas fuera
de las grandes ciudades para trabajar a distancia. Una buena consecuencia
todavia, ante los cientos de miles de muertos y tantos que su actividad
profesional desapareció.
El 16 de marzo me desperté imaginando mi campo de trabajo
restringido, comencé a leer a los estoicos, básicamente Séneca y Cicerón, así
como comencé a pensar que la historia reciente tendría poco valor para orientar
mi futuro.
Empecé a participar en reuniones controladas por zoom desde
Colombia, Argentina y Chile, pero con participantes de otros países de
Latinoamérica y USA, pero siempre en español. Casualmente, fortalecí las
relaciones con el académico Guido Asencio Gallardo y escribí un artículo en
coautoría con el académico Felipe Vicencio Poblete. Ambos chilenos, de gran
alcance intelectual y con perspectivas distintas pero complementarias. Durante
un viaje a Chile me sorprendieron las manifestaciones de octubre de 2019. Más detalles
sobre lo que encontré allí ocuparían mucho espacio, ya que lo recuerdo más como
una película de aventuras y espero volver a este tema más a menudo.
Esas manifestaciones llevaron a Chile a una reforma
constitucional en su sistema político y, en lugar de cerrar, parece que el
pueblo chileno ha abierto la puerta al interés internacional.
Aunque Chile fue el primer país de América Latina en vacunarse
contra el COVID-19, ha tenido un impacto en la economía y también ha exacerbado
la desigualdad allí. Esto hace que el cambio constitucional sea más desafiante.
Si bien Chile fue testigo de muchos conflictos en las
manifestaciones de octubre de 2019, presenta un altísimo nivel de integración
social que permite a los actores políticos de diferentes posiciones mantener un
debate de alto nivel.
Quizás lo que está llamando la atención de personas de
diferentes países hacia el proceso político chileno es la curiosidad por cómo
se expandirá la representatividad en el proceso político y al mismo tiempo
mantendrá la economía funcionando con integración social y al mismo tiempo
reducirá la desigualdad. .
Finalmente, temas que pueden ser de interés para otros países,
incluido Brasil.
Publicado originalmente en:
Mi experiencia en Pandemia y Chile – Revista digital CIAPE. Aceso: 22-enero-2021
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