Guido Asencio Gallardo
Contador Público y Auditor, Licenciado en Ciencias Contables, Diplomado en Gestión Estratégica. Diplomado en Dirección y Planificación en la Gestión Pública (UBO), Diplomado Internacional de Especialización en Derechos Sociales, Políticas Públicas y Gestión para la Globalización, Curso Cómo Enseñar Ética y Responsabilidad Social en la Universidad realizado con Beca OEA-BID, Diploma en Gestión Pública UACH, Diplomado en Gestión Pública en un mundo global Fundación CIAPE. Magister Latinoamericano en Administración de Empresas (MBA), Candidato a Magíster en Ciencias Sociales con mención en Estudio de Desarrollo de Procesos de las Sociedades Regionales, Magistrando en Investigación (RSI) y Doctorando en Administración. Sus estudios los ha realizado en países como Alemania, México y República Popular China
Una nueva economía para una nueva normalidad
En muchas partes se habla sobre
la nueva normalidad, la cual no tiene un espacio ni un tiempo determinado, se
mueve entre la subjetivación de la propuesta de instituciones (por ejemplo la
OMS) y lo que solicitan las personas, presentando posturas indeterminadas,
confusas, todo ello producto de los altos grados de incertidumbre
característicos de lo nuevo, donde resulta difícil no caer en el juego de
privilegiar a unos por sobre otros, en consecuencia se ha vuelto un debate que
raya en lo ético, pues la información abunda pero los grados de certeza
resultan cada vez más escasos.
En este convulsionado escenario, es
posible dilucidar que frente al caos surgen nuevas formas, nuevos modelos,
nuevos paradigmas, en este caso trataré de plantear los elementos conducentes a
una nueva economía, confiando en que “sí habrá alternativa”,
contradiciendo frente a todo pronóstico la frase que hizo famosa a la señora
Thatcher (T.I.N.A). En esta misma línea y para contextualizar acerca de grandes
contradicciones mundiales, resulta inconmensurable pensar que en el siglo
pasado le hayan entregado el premio nobel de economía a dos personajes provistos
de teorías totalmente contradictorias, me refiero a Milton Friedman quien sostenía
“lo único importante en una organización son los accionistas”, en
contraposición con la postura de Amartya Sen quien planteaba que dentro de los
factores influyentes en la economía “debiera estar presente el bienestar
y las oportunidades de las personas”, ciertamente dos posturas
totalmente opuestas y recocidas por un mismo ente, la también controversial
academia sueca.
Por otro lado, para dimensionar
el establecimiento de algo nuevo es necesario pensar en cuáles son los
elementos que identifican una nueva forma de ver los factores económicos (no
son solamente el capital, el trabajo y la tierra como lo explican inútilmente
las teóricas clásicas de la economía) que influyen diariamente en la vida cotidiana
de las personas, para este análisis se debe rescatar el origen de la palabra
economía, la cual viene del griego y se
divide en dos partes una “oikos” que significa casa, y “nomía” procedente de la
raíz de la palabra norma, en tanto las
“normas de la casa”, deben estar supeditadas a lo que la sociedad en su
conjunto necesita, y no al excesivo individualismo demostrado hasta ahora, con esto se entrega una justificación de por
qué la economía es una ciencia social.
Desde el siglo pasado se viene
hablando de la aceleración del tiempo y el cortoplacismo de la ciencia
económica, adosando una serie de términos tales como: Racionalidad Instrumental donde
Weber explica lo imparable que resultará ser el proceso de burocratización, es
decir las personas están destinadas a satisfacer los fines organizacionales con
una marcada pérdida de sentido, por otro
lado se encuentra el concepto instaurado por Bauman de Modernidad Líquida,
para dar cuenta de las transformaciones producidas en un mundo sujeto a cambios
vertiginosos, dando cuenta de que todo es fluido y se mueve rápidamente,
basándose en supuestos iniciales del estudio de la posmodernidad. En consecuencia, existen muchos otros autores
acuñando términos que a través del tiempo se han ido acumulando, como una forma
de teorizar acerca de la natural evolución de los procesos sociales,
anticipando nomenclaturas que confluyen en dar diferentes explicaciones al
fenómeno económico como un instrumento alineado con la cotidianeidad de las
personas.
Esta nueva normalidad requiere que
se tomen en cuenta estas teorías, debiendo centrar sus esfuerzos en adaptar a
las realidades locales cada uno de sus supuestos, para evitar seguir cometiendo
los errores del pasado, en aquello resulta indispensable realizar una triangulación
virtuosa compuesta por tres teorías que condensan gran parte lo planteado por los
difieren autores antes descritos, se trata de la Teoría de la Complejidad
(Morin), Teoría del Caos (Lorenz, Priogine y Stacey) y la
Teoría de Sistemas Vivos (Luhmann, Maturana y Varela), las cuales
basan sus supuestos en la fenomenología, revolucionado la forma de pensar las
ciencias sociales, cuestionando por sobre todo el positivismo imperante, reemplazándolo
por una mirada más amplia que reconoce las interrelaciones personales, la
redarquía, la colaboración, el reconocimiento de los sistemas abiertos, pensar
una lógica polivalente, el resurgimiento de valores en el centro, en fin, cada
una apreciada como disciplina distinta pero al mismo tiempo involucrada en el
fenómeno social-económico.
Bueno hoy es tiempo de revindicar
lo anterior, convirtiendo todas estas teorías en prácticas al alcance de
quienes tienen emprendimientos, me refiero al cambio paradigmático que requiere
la disposición de enfocar a la economía al desarrollo, reemplazando el mero
concepto de crecimiento, de esta forma se plantea un primer componente que es
la Complejidad sugerida por Edgar Morin, el cual sostiene entre
otros aspectos, la construcción del conocimiento como un proceso, a la vez
biológico, cerebral, espiritual, lingüístico, cultural, social e histórico para
establecer una “conversación” entre disciplinas observando el
fenómeno económico desde diferentes miradas.
En esta esfera, se requiere
hablar del Caos como una necesidad de generar cambios, la cual está
supeditada por la alteración de la normalidad, con resultados inesperados, que
debe llevar intrínseco un proceso de adaptación repercutiendo al interior de
las organizaciones y las personas con la esperanza de influir de manera
positiva en el entorno circundante.
Siguiendo esta línea teórica se agrega la de Sistemas Vivos,
la cual señala que los organismos biológicos como sistemas abiertos, se
mantienen en permanente cambio aprovechando la energía de su entorno para adaptarse,
con este fenómeno emergente subyace la capacidad de aprendizaje, la
autororganización (autopoiesis y más aún la sociopoiesis), aprovechando su potencial
para defenderse, innovar y transformarse.
En esta nueva vorágine de
pensamientos surgen también nuevas alternativas que si se trabajan en conjunto
están llamadas a cambiar el paradigma tradicional del modelo económico actual,
donde prevalecen los resultados a corto plazo y el individualismo, por otras alternativas enfocadas en mejorar
las condiciones de las Pymes por ejemplo, debido a que representan una mayor
cantidad de empresas en cualquier parte del mundo, un modelo centrado en las
personas, arraigado a valores éticos, sociales y medioambientales, surgiendo
conceptos que cambian la mirada, ejemplo de ello pueden ser: La Economía
del Bien Común, la cual reemplaza el afán por el lucro y la competencia
por aspectos intrínsecos de los valores humanos, incluyendo la solidaridad y la
justicia social como arquetipos centrales en su proyección; El Comercio Justo,
consiste en instalar un sistema comercial con la característica
de ser solidario, alternativo, potenciando el desarrollo económico local,
conociendo las cadenas de valor que aporten con un sentido ético a los
productores; Empresas FINTECH (Finance and Technoloqy), son un
grupo de entidades dedicadas al rubro financiero y tecnológico, centrando su
industria en la responsabilidad social, cumpliendo normas, aportando a la
accesibilidad universal con un sentido de transparencia hacia los usuarios; El
Cooperativismo, como una forma de fomentar la asociatividad entre
empresas y personas naturales con necesidades similares creando entidades
colectivas con altos grados de sinergia entre sí; Economía Circular, consiste en
la necesidad de cambiar el modelo de producción lineal, reutilizando los
desechos en otros procesos productivos, obteniendo beneficios económicos,
sociales y en algunos casos hasta culturales; Economía Naranja,
donde existen empresas creativas promoviendo aspectos culturales,
transformándolos en bienes y servicios que dan valor al entorno social,
cultural y económico creando valor agregado a través de la propiedad
intelectual; Empresas B, son entidades con propósitos y
compromisos, impactando positivamente en lo económico, social y ambiental; entre
otras formas como la que hoy estamos viviendo, donde aparece una nueva
oportunidad de aprender a trabajar desde nuestras casas, contribuyendo con esto
a disminuir nuestra huella de carbono.
Con todo esto es posible visualizar ejemplos concretos que incorporan de
manera virtuosa un mismo objetivo para cambiar la mirada de la economía en
general.
En definitiva, son muchas las alternativas que pueden cambiar el modelo
económico existente, lo importante es entender en ello los aspectos centrales
implícitos relacionados con valores éticos, donde se agrega el surgimiento de
transformaciones tecnológicas que constituyen un motor para ejercer dichos
cambios, lo estamos viviendo hoy con la necesidad de virtualizar las
interacciones humanas para seguir vigentes, en esto no se debe perder de vista
que la economía es parte inherente de las ciencias sociales, por lo tanto, para
pensar una nueva economía para una nueva normalidad se requiere un
reconocimiento del fenómeno de la complejidad de sistemas abiertos en
permanente interacción para alimentar todo su entorno, en términos más
cotidianos todos necesitamos de todos para la subsistencia en el mundo real.
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